sábado, 22 de octubre de 2016

REPITIENDO ERRORES

Hace unos dias escuché al presidente de la patronal de los promotores pidiendo apoyo a las administraciones para pasar de las 50.000 viviendas de obra nueva anuales a más de 150.000, con objeto de "crear empleo y revitalizar el sector". "El país necesita un sector de la construcción fuerte", señalaba.

Eso, así se hace.... Como los abusos del mercado inmobiliario y la construcción sin escrúpulos ni control ha sido la causa principal de la actual crisis económica y social, por no hablar del gran número de barbaridades medioambientales cometidas... ¡Hagámoslo de nuevo! En vez de aprender, ¡caigamos en el mismo error otra vez! Como, después de jugárnoslo casi todo a un solo sector económico en España, se ha ido todo a la mierda por vuestra ambición  - y por la de la cúpula bancaria, que por acción o por omisión fomentó el desmadre ya que usaba las hipotecas como garantía en sus operaciones financieras de altos vuelos y alto riesgo - pero los más afectados no habéis sido vosotros...¡Pues venga!¡A ver si la gente es igual de tonta y traga de nuevo!

Montones de casas vacías, y aún queremos construir más.... ¿Nos crees tan estúpidos para no saber a la perfección lo que te motiva realmente?

Lo que necesita el país, querido adorado de los especuladores, es que no se vuelvan a repetir los errores pasados, los excesos en el mercado inmobiliario que nos han costado sangre, sudor, lágrimas y corruptelas politicas. Lo que necesita el país, querido adalid de los recalificadores, es que lo liberen de gente que se ha enriquecido injustamente elevando el precio de una necesidad básica de forma artificial un pase de obra tras otro, condenando a miles de familias a años y años de sufrimiento económico, a jornadas laborales interminables y a no disfrutar juntos ni dedicar el suficiente tiempo a los hijos (luego preguntamos cómo los jóvenes de ahora han salido así). De gente que no ha dudado en untar a políticos, destrozar espacios protegidos, aumentar la ya de por sí elevada presión urbanística sobre ciertas áreas y espacios naturales sin importarles las consecuencias, quemar montes y demás barbaridades (ya sé, ya sé que, como en todo sector, habrá también gente honrada que se esfuerza en hacer su trabajo).

Así que podríamos hacer otras cosas, para variar. Podemos fomentar el alquiler rebajando la presión fiscal a los pequeños arrendadores y defendiendo sus derechos en caso de impago o vandalismo, para que les sea más interesante poner una casa en el mercado y les salga rentable hacerlo a un precio más ajustado. Podemos elevar las penas y los años de no prescripción de los delitos inmobiliarios, para que a los sinvergüenzas no les salga la cosa tan impune. También imponer una tasa elevada cuando una vivienda se venda de nuevo año o año y medio después de la compra, para acabar con la especulación de los "pases de obra". Podemos restringir la recalificación urbanística a lo estrictamente necesario, y fomentar la rehabilitación integral de edificios enteros, o de barrios enteros, para que sea más rentable y atractivo que construir edificios nuevos en zonas vírgenes (Tierra no hay más que la que hay y no debemos llenarla toda de ladrillo y cemento. Así, de paso, revalorizamos y revitalizamos esos barrios, y evitamos que se conviertan en guethos). Y en las zonas turísticas de costa, apostar por hoteles y un uso sostenible y no por tanto adosado.

Lo que necesita el país,en suma, querido amigo, es que cambiemos el modelo inmobiliario, y que el libre mercado no abuse de las necesidades de la gente. Porque está claro que la gente necesita un lugar para vivir y que, como normalmente uno no sabe o no puede construirlo, hay que pagar por ello... Pero también que hay que impedir que se abuse del hecho de que una vivienda es una necesidad básica. Como dijo el gran Forges en un artículo en El País allá por 2006 - en plena vorágine inmobiliaria -, la ley del libre mercado está muy bien para las teles de plasma o los móviles - cada uno que se compre el que pueda, y si no puede, que se fastidie -, pero nunca debimos permitir que esa misma ley fijara tan abusivamente el precio de la vivienda ni que se usara ésta como un objeto para enriquecerse, porque todos necesitamos vivir en una y no todos podemos pagarla. Sobre todo si un hatajo de piratas aprovechados y sin escrúpulos están engordando cruelmente a nuestra costa.

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